12 de marzo de 2009

Elegir una trona para el bebé

Pensando en la trona y en cómo elegirla, debemos tener en cuenta que seguramente se convertirá en una silla en la que también jugará y se distraerá mientras nos hace compañía allí donde estemos, por eso, una de las opciones que debemos valorar es que la trona tenga frenos de seguridad.


Si nos fijamos en los materiales, podemos encontrar tronas para bebés de plástico, de madera, de acero, etc. También es importante, según las posibilidades del hogar, si queremos una trona plegable o fija. Esto dependerá del espacio del que dispongamos en casa, aunque lo ideal sea una trona fija, pero ocupa un espacio que en muchos casos puede resultar necesario para otros menesteres. Una trona plegable es una opción lógica ante la falta de espacio, pues se puede guardar en cualquier lugar de la casa.

A la hora de elegir una trona para el bebé debemos tener la garantía de que es segura. No sirve de nada tener una trona muy bonita y no nos atrevamos a sentar al bebé por miedo a que se desplome. Hay que ser coherentes y lo primero que debemos exigir a la hora de elegir una trona es que cumpla la Normativa Europea de seguridad.

Las tronas infantiles deben poseer elementos básicos y obligatorios como las correas, que permiten asegurar al pequeño cuando lo sentamos, impidiendo que pueda caerse pero sin limitar sus movimientos. Debe ser de un material sólido pero blando para que en caso de producirse algún pequeño accidente, puedan minimizarse los daños.

También debemos asegurarnos de que la trona cuente con bloqueos de seguridad en la bandeja, en la altura del asiento, en su apertura o en el bloqueo de las ruedas. No debemos pasar por alto que los posibles cantos que pueda tener una trona, deben estar redondeados o con acabados acolchados y no deben existir partes empotradas donde el pequeño pudiera pillarse una mano.

Para comprar una trona hay que tener en cuenta que la seguridad es primordial y seguida de ella va la comodidad y la funcionalidad. No olvidemos que será en la trona donde el bebé empezará a vivir los cambios en su alimentación, se introducirán los alimentos sólidos en la dieta. Si se siente cómodo y seguro siempre estará más abierto a nuevos descubrimientos.

Autor: Pequelia.es
Fuente: Pequelia.es

13 de febrero de 2009

Los bebés aprenden más con las manos que con la observación

A través de la experiencia comprenden mejor las intenciones de los adultos.

Investigadores de la Universidad de Washington han realizado un estudio cuyos resultados demuestran que, también para los niños menores de un año, la mejor forma de aprender es la experiencia.




En concreto, los investigadores descubrieron que de un grupo de niños, aquéllos que tuvieron la oportunidad de utilizar un bastón de plástico para llegar hasta un juguete que estaba fuera de su alcance, posteriormente fueron más capaces que otros niños de comprender las intenciones de un adulto al usar una herramienta similar.


Importancia de la experiencia en el desarrollo


Con este estudio se llega a la conclusión de que la experiencia activa, manual, es más efectiva como aprendizaje que el mero hecho de mirar. La investigación indica que el conocimiento humano se beneficia de la experiencia manual incluso en los estadios más tempranos de nuestro desarrollo.


El experimento fue diseñado para ver si los niños prestaban atención a cualquier cambio en el juguete objetivo del adulto, o si se fijaban más en el cambio en la herramienta utilizada. Pero incluso más llamativo fue el hecho de que, aquellos niños que fueron los más competentes al recoger un juguete –mirándolo, utilizando con decisión el bastón para atraerlo hacia ellos, y asiendo rápidamente dicho juguete- tendieron más a mirar esos mismos tanteos durante más tiempo que el resto de los niños de su mismo grupo.


Para que los niños comprendiesen realmente el uso del bastón y, en particular, para que pudieran anticipar acciones próximas y el resultado de éstas mientras observaban el proceso, era necesario haber ejecutado antes la secuencia del uso de la herramienta por sí mismos. Simplemente, mirar cómo lo hacía un adulto no parecía ser suficiente como para comprender todo el proceso.


Este experimento demuestra que la experiencia en primera persona resulta de gran importancia para la comprensión de las acciones por parte de los niños desde edades muy tempranas.


Fuente: Tendencias21.net

14 de enero de 2009

Qué aprenden los niños en Educación Infantil

La iniciación en una lengua extranjera y en el uso de las tecnologías se incorpora a las enseñanzas mínimas de esta etapa educativa


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Con el nuevo curso escolar miles de niños se incorporan por primera vez a las aulas para iniciar el segundo ciclo de Educación Infantil (3-6 años). Algunos de estos niños comenzarán esta etapa después de haber tenido una primera experiencia educativa en centros infantiles o guarderías; otros, vivirán su primer contacto con la enseñanza lejos del ámbito familiar.
En cualquier caso, todos estos pequeños deberán, una vez finalizado el ciclo, haber adquirido una serie de competencias y habilidades básicas que les permitirán incorporarse después a la educación obligatoria.

Esta etapa se ordena en dos ciclos, de 0 a 3 años y de 3 a 6 años, y aunque ambos ciclos tienen carácter voluntario, en España la tasa de escolarización en el segundo ciclo alcanza a más del 95% de la población. Y es que, cada vez más, los padres son conscientes de la importancia que tiene el aprendizaje y la adquisición de habilidades a una edad temprana, ya que estos sentarán las bases del proceso educativo de sus hijos en las etapas obligatorias.


Son dos las características fundamentales que diferencian esta etapa educativa de las posteriores. En primer lugar, en Infantil es necesaria una estrecha cooperación de las familias en el proceso educativo, el contacto y la coordinación entre familias y docentes constituye una pieza clave en el correcto desarrollo de esta etapa educativa. Por otra parte, la etapa de Educación Infantil es quizás el periodo educativo en el que la práctica docente está más condicionada por las características personales de cada alumno, puesto que en estas edades cada niño tiene su propio ritmo y estilo de maduración, desarrollo y aprendizaje, de modo que sus necesidades cognitivas no son siempre las mismas.


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La Educación Infantil tiene marcados unos objetivos fundamentales, enfocados a conseguir el desarrollo de las siguientes capacidades en los niños:

  • Conocer su propio cuerpo y el de los otros, sus posibilidades de acción y aprender a respetar las diferencias.

  • Observar y explorar su entorno familiar, natural y social.

  • Adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales.

  • Desarrollar sus capacidades afectivas.

  • Relacionarse con los demás y adquirir progresivamente pautas de convivencia y relación social.

  • Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión.

  • Iniciarse en las habilidades lógico-matemáticas, en la lectoescritura y en el movimiento, el gesto y el ritmo.


Áreas de conocimiento
Para conseguir estos objetivos, los contenidos educativos de Educación Infantil se organizan en tres áreas de conocimiento diferentes que corresponden a ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil.


  • Conocimiento de sí mismo y autonomía personal: antes de aprender nada nuevo, lo fundamental que deben conocer los niños es su propia identidad y adquirir autonomía personal para poder valerse por sí mismos en las habilidades básicas cotidianas.

  • Conocimiento del entorno: la entrada en la escuela amplía el entorno en el que están acostumbrados a moverse los niños desde su nacimiento. Es necesario que los niños empiecen a conocer el mundo que les rodea: el acercamiento a la naturaleza; la exploración del medio físico, a través de la percepción espacial, la cuantificación y la temporalidad; la introducción en la cultura y la vida en sociedad.

  • Lenguajes, comunicación y representación: el lenguaje verbal, el artístico, el corporal o el audiovisual forman parte del proceso de comunicación; los niños serán capaces de expresar emociones y sentimientos, comprender los mensajes de los demás e iniciarse en los usos sociales de la lectura y la escritura.


Fuente: Revista Consumer
Puede ver el texto completo aquí

¿Sabemos castigar?: la cara y la cruz de una técnica tradicional

Quizá la técnica más conocida y utilizada para eliminar aquellos comportamientos que nos resultan molestos sea el castigo. Parece sencillo llevarlo a cabo, pero ¿sabemos castigar? entonces ¿por qué no resulta a veces eficaz? ¿por qué no nos ayuda a conseguir nuestros objetivos?¿tenemos en cuenta las consecuencias y efectos no deseados del castigo?.Vamos a tratar de conocer mejor el uso de esta técnica para potenciar sus efectos positivos y minimizar los negativos, es decir hacer de esta una técnica eficaz.


El Castigo

¿Qué es el castigo? El castigo es la aparición contingente e inmediata de cualquier consecuencia negativa, consecuencia materializada en un gesto, una palabra, una experiencia..., tras la realización de un comportamiento no deseado. La finalidad del mismo es reducir la probabilidad de aparición de dicho comportamiento en el futuro e incluso eliminarlo
Hay muchos tipos de castigos, aunque no todos son adecuados pese a que en un primer momento nos puedan parecer eficaces. Por ejemplo ridiculizar, pegar con fuerza o amenazar pueden conseguir de forma inmediata que un niño/a se calle, se siente, o coma, pero pueden provocar a largo plazo consecuencias no deseadas difíciles de eliminar.

El castigo puede ser:
- físico: una bofetada, ponerle cara a la pared, un tirón de orejas..
- verbal: una crítica, un insulto...
- social: ridiculizar delante de compañeros o amigos, poner algún distintivo negativo, enseñar un mal resultado en público...
- prohibición de una actividad agradable para el niño: no ver TV, no coger la bicicleta, no ir a la piscina
- retirada de un privilegio: no recibir la asignación semanal, no tomar flan de postre...
- desempeñar una actividad desagradable: copiar varias veces un error cometido, hacer una redacción de una falta, recoger la clase entera...

Es un método muy usado por su eficacia a corto plazo y por resultar instructivo para quien lo observa, corta rápidamente el comportamiento indeseable y los demás “aprenden” lo que les sucederá si lo llevan a cabo.

En ocasiones el castigo puede convertirse en premio, ayudando a mantener el comportamiento tanto del emisor del castigo como de la persona a la que pretendemos censurar. Esto sucede cuando no hemos valorado con cuidado si la consecuencia que ha tenido el comportamiento, es negativa, no sólo para el que la impone, sino también para el que la recibe. Por ejemplo el profesor que echa de la clase a un niño que está interrumpiendo o distrayendo al resto, con el fin de castigarle y terminar con dicho comportamiento. Si al niño le aburría la clase y en el pasillo puede estar más distraído, no percibirá este hecho como un castigo, más bien se sentirá reforzado, sabiendo qué debe hacer cuando quiera “escapar” de las clases que no le gusten. O el padre que castiga sin salir al niño/a, cuando lo que le gusta es ver películas en casa.

Pero utilizado sin medida, de forma continuada y como técnica única puede provocar agresividad en los receptores del castigo, que tenderán a usar esta estrategia para resolver sus conflictos. Puede generar también sentimientos de rabia y odio que les lleva a buscar represalias contra el castigador; reacciones de escape del “castigador”, huyen de su compañía; dificultades de generalización, tiene un efecto poco duradero y presente mientras está presente el “castigador”, así, por ejemplo, si el padre o la madre puede conseguir que el niño estudie porque están presentes, es posible que si un día ellos no están, el niño no estudie; reacciones emocionales negativas, principalmente ante el castigo social, como ansiedad en niños/as ridiculizados/as por su profesor/a delante del resto de la clase, tendiendo a bloquearse en el aula, o depresión por baja autoestima al sentir que lo hacen todo mal o fuertes sentimientos de culpabilidad a largo plazo.

Por ello para potenciar las consecuencias positivas del mismo y sacarle realmente partido es importante que:
- sea aplicado como último recurso dentro de las técnicas expuestas, debe tener relación con la infracción cometida , tanto en materia como en intensidad (si el niño no ha hecho los deberes es preferible mandarle ejercicios extra para el día siguiente que dejarle sin recreo, y no los mismos si es la primera vez que si ya es recurrente);
- debe aplicarse de forma inmediata a la emisión de la conducta inapropiada y de forma coherente y sistemática, es decir siempre que esta aparezca, no en función de nuestro estado de ánimo.

El castigo no resulta apropiado para comportamientos muy frecuentes, ya que el niño/a estaría permanentemente castigado, en estos casos es preferible premiar conductas alternativas e incompatibles; no deben ser duraderos y se deben mantener de principio a fin.

Teniendo en cuenta lo expuesto, antes de aplicar un castigo sería bueno preguntarse ¿seré capaz de cumplirlo?¿es proporcionado al error cometido?¿me ayudará a conseguir lo que quiero o sólo me aliviará momentáneamente?. ¡¡CUIDADO CON ÉL!!

Lorena López Muñoz

La tos más tierna

La tos es uno de los síntomas más frecuentes en los niños y la primera causa de consulta en España, incluso por delante de la fiebre.



El hilo musical más monótono que se puede escuchar desde septiembre a mayo en autobuses, trenes, aviones y lugares de paso es el formado por la tos y la expectoración. Según el estudio IBERPOC, realizado en España por la Sociedad Española de Neumonología y Cirugía Torácica (SEPAR), casi un 48% de los españoles los sufre en alguna ocasión, de forma frecuente en un 13,5% de los casos y, junto a expectoración, un 10,7%.



Estos síntomas resultan tan familiares que en numerosas ocasiones no se les concede importancia, aunque pueden ser las primeras manifestaciones de una enfermedad respiratoria. A pesar de que la tos es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio, en ocasiones es seca y suele estar causada por infección, inflamación o irritación de las vías respiratorias.


Pero, ¿qué sucede en la infancia?



Aunque la fisiología del aparato respiratorio infantil es similar a la del adulto, las razones que causan la tos no pueden extrapolarse. En los recién nacidos se aprecia un cierto grado de inmadurez. Sin embargo, al mes de vida ya lo puede hacer el 90% de los bebés. Si bien todos los niños tosen de manera ocasional, esto no debe ser motivo de preocupación. Los niños pueden presentar tos persistente durante unos días como consecuencia de un problema agudo, como una infección viral de las vías respiratorias altas, que va cediendo poco a poco.

Se habla de tos crónica cuando persiste durante más de cuatro semanas, aunque algunos neumólogos y pediatras distinguen un tipo de tos subaguda que se mantiene entre tres y ocho semanas, y que suele estar generada por infecciones virales prolongadas y por recaídas. Entre los niños que acuden a guarderías desde muy pequeños y pasan en ellas gran parte del día, los procesos respiratorios agudos y subagudos son frecuentes y repetitivos.

A tener en cuenta:

. Los jarabes antitusivos no están indicados en niños ya que sus efectos secundarios pueden resultar más perjudiciales que beneficiosos.
. El humo del tabaco y otros factores contaminantes ambientales exacerban la tos, por lo que es fundamental eliminarlos. Se debe evitar fumar delante de ellos o exponerlos a ambientes cargados.
. Los antibióticos sólo están indicados en casos como la bronquitis bacteriana prolongada, una de las causas más frecuentes de tos productiva en la infancia, y siempre bajo prescripción facultativa. No están recomendados en infecciones virales comunes porque se resuelven espontáneamente en unos días.

Fuente: Revista Consumer